martes, 16 de noviembre de 2010

CORAZÓN DE CEBOLLA

Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de plantas. Como en todos los huertos, había mucha frescura y verdor. Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar toda aquella armonía y escuchar el canto de los pájaros.

Pero de pronto, un buen día empezaron a nacer unas cebollas muy especiales.
Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, naranja, morado…
El caso es que los colores eran deslumbrantes, centellantes, como el color de una sonrisa o el color de un bonito recuerdo.


Después de sesudas investigaciones sobre la causa de esta radiante luz, se llegó a la conclusión de que en el corazón de la cebolla (porque también las cebollas tienen su propio corazón), había una piedra preciosa. Esta cebolla tenía un topacio, la otra una aguamarina, aquella una lapiziázuli, de las más allá una esmeralda… ¡Una verdadera maravilla!

Pero por una incomprensible razón "alguien" empezó a decir que aquello era peligroso, intolerable, inadecuado y hasta vergonzoso.

Total, que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra íntima y preciosa con capas y más capas, cada vez más oscuras, gruesas y feas, para disimular como eran por dentro. Hasta empezaron a convertirse en unas cebollas de lo más vulgar.

Pasó entonces por allí un sabio, que siempre gustaba sentarse a la sombra de un árbol y contemplar el huerto y sabía tanto que entendía el lenguaje de las cebollas, y empezó a preguntarles una por una:

–¿Por qué no eres por afuera como eres por dentro?
Y ellas les iban respondiendo:
– Me obligaron a ser así…
– Me fueron poniendo capas… incluso yo me puse algunas para no avergonzarme…
Algunas cebollas tenían hasta diez capas, y oras ya ni se acordaban de por qué se pusieron las primeras capas.
Y al final, el sabio se echó a llorar.

Cuando la gente lo vieron llorando, pensaron que llorar ante las cebollas era propio de personas muy inteligentes y sabias.
Por eso todo el mundo sigue llorando cuando una cebolla nos abre su corazón.
Y así será hasta el fin del mundo.

Esta bella historia me encanto y me hizo pensar:
¿Cuántos hemos permitido que nuestro corazón esté escondido?

¿Y tú... tienes corazón de cebolla?

Publicado por: Uhtred en la página Energías Femeninas, Unificación con las Energías Duales del Ser, 11 noviembre 2010
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